Ana Belén Salamanca

El avance de la ciencia hace que se modifiquen los conocimientos que hasta entonces se tenían y, con ello, es posible que se produzcan cambios en la forma de valorar, tratar y, en definitiva, atender a nuestros pacientes. Por tanto, el dinamismo y el avance que se produce en los conocimientos científicos tienen su correlato en la práctica clínica, ya que esta también debe modificarse con el fin de ajustarse a la mejor evidencia disponible en cada momento, y por ello, los profesionales sanitarios somos conscientes de nuestra obligación (también legal) de mantenernos actualizados. Sin embargo, la evidencia más actual rara vez va a poder ser alcanzada mediante la lectura de libros publicados (que es como solíamos estudiar) ya que la preparación, edición y publicación de un libro puede demorarse, aproximadamente, un año.

Hoy día, afortunadamente, gracias a la irrupción de Internet y a su gran accesibilidad (al menos, para muchos de los enfermeros en el mundo), la localización de evidencias resulta muy fácil, ya que las principales bases de datos han facilitado el acceso online a sus contenidos y muchas revistas también publican sus artículos a través de Internet, favoreciendo, con ello, una mayor difusión de los contenidos (y por ende, un mayor impacto de los estudios, ya que sus resultados podrán ser aplicados a un mayor número de sujetos). Pero además, si los contenidos de la revista se publican de forma gratuita, de forma que no sea necesario pagar para poder leer los contenidos sino que estos se encuentren accesibles con el mero hecho de contar con un dispositivo con conexión a Internet, se consigue no solo una difusión ilimitada de los contenidos, sino también una divulgación que salva las desigualdades que, por motivos económicos, puedan existir

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