Amelia Amezcua
"Piensa en grande. Toma conciencia de que tú eres un eslabón fundamental para sostener la vida"
Hay una frase que recurrentemente repito, año tras año, en mis clases, y especialmente en la tutorización de los trabajos fin de experto, cuando acompaño a otras enfermeras y enfermeros en su proceso de aprendizaje y diseñan un proyecto: cuando te sientes a escribir, a reflexionar sobre tu acción y llegues al punto de tener que reflejar lo qué piensas conseguir, los resultados, los efectos de tu intervención, el impacto de tu proyecto... Piensa en grande.
No pienses solo en los beneficiarios inmediatos de tu intervención, en los cuidados directos; no pienses solo en objetivos a corto plazo, en lo que acabas de ver, sigue hilando consecuencias, reflexiona más allá en el tiempo hasta donde puede impactar tu intervención. Hila las consecuencias; no me cuentes sólo si aumentas los conocimientos de colegas de otro país; cuéntame que has hecho accesible esos conocimientos a compañeras que lo tenían vetado. Y el conocimiento, además de permitirles ofrecer mejores cuidados, es sabiduría y poder, y por tanto, capacidad de empoderamiento del colectivo y motor de desarrollo de esas personas y de esa sociedad.
No me cuentes que has formado a muchos niños sobre reanimación; cuéntame que estás construyendo espacios cardiosaludables en muchos barrios, pueblos y comunidades. Porque muchos niños han sido entrenados en proteger, avisar y socorrer, y con ello, podrán salvar una vida, y evitarán secuelas interviniendo eficazmente si fuera necesario.
Piensa en grande; porque lo que haces como enfermera, es enorme, y trasciende tu cotidianidad y tu día a día. Estamos tan centradas en las personas que atendemos directamente, tan focalizadas en el trabajo diario y en dar respuesta a sus necesidades de cuidados sentidas, que sólo vemos el impacto inmediato. Pero toma perspectiva, reflexiona y dimensiona en su justa medida el valor de tus acciones; dimensiona el valor de tus cuidados.
Porque las necesidades de cuidados son inherentes a la vida humana; todas las personas precisan cuidados en su día a día; a veces, los pueden autogestionar, pero no siempre. Y además, todas las personas en muchos momentos vitales, precisan cuidados más intensivos y especializados; ningún ser humano en el mundo, escapa a esta realidad y esta necesidad. Y es que, nuestros cuidados enfermeros, no solo forman parte de la vida de muchas personas con problemas de salud. Nuestros cuidados enfermeros, forman parte de esas cadenas globales de cuidados; esas, que sostienen la vida. Las enfermeras somos un eslabón fundamental en esas transacciones de cuidados entre familia y hospital, del hogar al colegio, del centro de salud a la residencia; de enfermera a promotora de salud, de educadora a enfermera, de enfermera a madre y padre... y de enfermera a niños, y de estos, a sus familias. Las enfermeras somos ese eslabón en estas cadenas de cuidados, que marca la posibilidad de recibir cuidados dignos, de ejercer el derecho a la salud y el derecho al cuidado.
Por eso, siempre, pero especialmente hoy, en el Día Internacional de la Enfermería, hazte presente y redefine esta gran realidad de tu profesión; toma conciencia de que tú eres un eslabón fundamental para sostener la vida. Por eso, gracias a ti, enfermera y enfermero, el mundo es mejor.